viernes, 30 de septiembre de 2011

El fruto del desvelo~~Nicolás Jarque

Traigo esta historia aquí por dos motivos:
El primero es que estoy acostumbrada al hecho aparente de que Nicolás  escribe corto y bien; así que encontrar esto en su blog ha sido una muy agradable sorpresa.
La segunda es que me enamoré de la historia al llegar al punto final.
Disfrutadla.




De madrugada el viento que fuera sacudía la oscura noche me despertó. La violencia de su ataque se hacía sentir en la estructura de mi humilde cabaña. Temí que la cimentación no aguantara en tierra y saliera volando. Para evitar el mareo que me provocarían las alturas, del cajón de la mesita saqué una Biodramina y la ingerí. Fue justo en ese momento cuando escuché un golpe seco sobre mi casa. Me asusté.  Desesperado recé como me enseñó mi madre para ahuyentar al hombre del saco, de nada sirvió. Los golpes se repetían, eso provocó que mi atención los localizara en la puerta. Aún no entiendo de donde extraje la valentía para abandonar mi cama y dirigirme a la puerta. Delante de ella, un último golpe confirmó mis sospechas, el viento insistía y llamaba con ganas de entrar, así que abrí. La sorpresa nos unió a una extraña sombra encapuchada y a mí porque al ver mi cara salió a la carrera dejando olvidada una cesta en la entrada de mi cabaña. En otro momento seguramente hubiese actuado de forma diferente de cómo lo hice, pero esa vez, agarré la cesta y salí corriendo detrás de la sombra. Le gritaba para que se detuviera, recordándole su olvido y tranquilizándola, haciéndole saber que yo era hombre de paz. Pero mis palabras sólo sirvieron para aumentar su ritmo y aflojar el mío. Mi corazón alterado frenó en seco mi marcha comprobando como la sombra se perdía en la oscuridad del bosque. Regresé maldiciendo a todo mi cuerpo por la poca resistencia que había demostrado, un chasquido en la rodilla me calló. Ya en mi cabaña deje la cesta olvidada por aquella sombra sobre la mesa de la cocina, pues no quería descubrir lo que en su interior escondía, aunque sospechaba lo que era, en muchas películas se había repetido una escena como esta. Yo no estaba preparado para ser padre ni quería volver a la ciudad a devolverlo – muchas explicaciones que me retendrían allí - ni mucho menos abandonarlo a su suerte. Por eso movido por la ternura, me acerqué a la cesta, retiré la manta que lo cubría y mis ojos descubrieron a un precioso... microrrelato. Entonces lo entendí, la criatura era el fruto de un encuentro en una noche desvelada entre una musa y yo.




lunes, 26 de septiembre de 2011

Micronocito~~Carlos Burgos

Otro sitio donde dejar que os sorprendan de cien maneras distintas. Aquí las cosas se rigen por otra  ley. Y nunca será la vuestra.


El micronocito imbellis, o micronocoide alaris, es un insecto prácticamente invisible por su tamaño diminuto y por la velocidad con la que vuela; puede batir sus alas mil veces por segundo (cinco veces más rápido que un colibrí). 
Es tan rápido que si pasa cerca de cualquierreloj, aunque sea de arena, lo retrasa. Su vuelo genera una onda cronosísmica capaz de detener por un instante el tiempo. Pero no cualquier tipo de tiempo, me refiero sólo al tiempo formal, al cronometrado; ese que decide quién es el ganador en un mundial de atletismo. El tiempo que derrochamos pensando en las musarañas (pariente lejano del micronocito), o ese otro que nos hurta el placer, están totalmente a salvo; porque carecen de nutrientes para esta criatura, que se alimenta, en verdad, de la paciencia del cualquier relojero, o desquiciando a cualquier juez cronometrador.